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El triunfo de los “Bárbaros” en la Hélade

Publicado por Panorama Global

Finalizada la Guerra del Peloponeso, los espartanos mantuvieron la hegemonía en la Hélade. Pero se ganaron la enemistad de los demás estados griegos: el régimen de las decarquías no fue muy bien aceptado en las ciudades.

Los espartanos tuvieron la visión de expandirse sobre el imperio persa. Al estar ya cansado el pueblo espartano del poder que tenía Lisandro, rey de Esparta, lo destituyó de su cargo y nombró a Agesilao, quien tomó las riendas en su expansión.

Mientras esto sucedía en Esparta, la ciudad – estado de Tebas se levantó en armas debido al disgusto que sentía por la política espartana impuesta: el abuso del poder de los monarcas espartanos y la persecución a los tebanos adinerados.

Esta rebelión originó que los espartanos firmaron la “paz del rey” con el imperio Persa para que este imperio tome el dominio de las ciudades jonias de Asia Menor y ,a cambio, los espartanos recibían el oro que les permitía seguir manteniendo su hegemonía.

Con el oro persa, los espartanos financiaron la campaña para someter a los rebeldes tebanos y, después de conseguir su objetivo, reforzaron la seguridad sobre este pueblo. Pero los tebanos consiguieron burlar esa vigilancia gracias a un joven militar muy talentoso: Pelópidas.

Los atenienses y los tebanos formaron una segunda Liga Ática en contra de Esparta. Los atenienses firmaron una paz con los espartanos a espaldas de los tebanos. Por ello,, los tebanos se aliaron con Beocia y en la Batalla de Leuctra (371 a.C) Tebas se ubicó a la cabeza de la Hélade. Ellos contaban con un gran político y militar: Epaminondas, quien había sustituido en la dirección militar a Pelópidas.

Los espartanos ansiaban tener el dominio de la Hélade nuevamente, por eso, se produjo la Batalla de Mantinea (362), en la cual muere Epaminondas. Por ello, los tebanos, a pesar de su triunfo, tuvieron que pedir la paz y perdieron la hegemonía obtenida. Los espartanos no pudieron asumir el control de la Hélade porque las guerra contra los tebanos los había debilitado y las otras cuidad-estado, tampoco.

Entonces, una ciudad considerada como bárbara sobresalió en la política de la Hélade: Macedonia, cuyo rey era Filipo II. Él comenzó a expandir su reino con miras a tener el poder de toda la Hélade. Pero, en Atenas, encontró una férrea oposición de Demóstenes.

Los atenienses sabían que lo que decía Demóstenes, acerca de la barbarie y opresión que traían los macedonios, era algo cierto, pero también sabían lo que era pasar hambre. Ya que Filipo tenía el dominio de la mayor parte del norte de Grecia. A pesar de todo, Demóstenes logró formar una alianza con Corinto en contra de Filipo.

Entonces, Filipo tomó la iniciativa y atacó Beocia para ganar el campo de batalla y poder enfrentar a los aliados. En este lugar se produjo la batalla de Queronea cuyo resultado fue la victoria macedonia.
Filipo, político astuto, ofreció la paz a los vencidos. Con este gesto logró tres cosas: demostrar que Demóstenes estaba equivocado, obtener el apoyo de la flota ateniense y hacer de Atenas la base de su imperio. Esta estrategia les permitió a Filipo y a su hijo Alejandro obtener el derecho a la ciudadanía. Filipo ofrece luchar contra los Persas.

Con el tiempo, Filipo se convirtió en el único capaz de dirigir a los Griegos contra los Persas. Entonces, los griegos, con excepción de Esparta, firmaron un tratado para declararlo autoridad en toda Grecia. Se le otorgó así el mando, siendo nombrado presidente y generalísimo con el título de “hegemon”.

Debido a su muerte los planes de Filipo no se concretaron, pero su hijo, el gran Alejandro Magno, los continuó y de una manera más agresiva.

Emanuel Ulpiano Villega Medina
Miembro Asociado de Panorama Global
euvillegasm@hotmail.com

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